lunes, 21 de julio de 2014

Yo

Me vi al espejo y entonces lo supe, no era hermosa, no era modelo de revista, ni tenía facciones perfectas, no era bella, nunca lo sería. 

Pero no fue algo que admití con tristeza, porque supongo que siempre lo supe, no a todos les toca ser bellos, no a todas les toca quebrar cuellos cuando entran a un bar, porque supongo que si fuera para todas entonces instantáneamente no sería para nadie, no habría distinción de belleza. 

Suspiré, pero por primera vez no me molestaba lo que había pensado. Había lidiado con mis ojeras toda mi vida, pero lo entendí, era la herencia que me había dejado mi mamá, ¿por qué no admitir que no soy ni voy a ser perfecta? que mi mamá me dejó sus ojeras, que a veces les contribuyo cuando leyendo un libro 
o saliendo de fiesta me desvelo...  

No soy bella, no tengo un six-pack marcado en mi abdomen, ni tetas para que los hombres se paren a verlas, mis ojos no son verdes y mi cabello es más bien una melena. 
Mi actitud no era de "señorita" y mis amigos me trataban como un "hermano" más. 

¿Cómo no lo había entendido antes? nada de eso importaba. No importa la circunstancia siempre había sido yo. La aprobación no viene de los demás, y la no belleza me permitió amarme a mi misma antes de creer que todos deben de aceptarme como una más de las "estelares". Me di cuenta que en este gran mundo nos regimos por las apariencias para escoger una pareja, pero se besa con los ojos cerrados, se tiene sexo con la luz apagada. 

"¿Si este mundo fuera ciego a cuantas personas impresionarías?"

No, no nací para que ustedes me vieran bella, nací para verme en el espejo y sabiendo que no soy bella sonreírme y sentirme feliz por ser quien soy. 

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