jueves, 4 de febrero de 2010

Un hombre cualquiera


Había dejado ya mi vida atrás, no quedaba más que este sentimiento de vacío total viajando conmigo noche y día, entonces me encontré allí sentado a sus pies, enamorado de su encanto, esa magia que emergía de su ser... No podía ser más perfecto este momento, ella allí, yo a sus pies, ella cantaba para mí la cancion más hermosa era el susurro de un angel a mi oído, no pude evitarlo más y empape mi cuerpo en ella, nunca había conocido una sensación tan hermosa, en ese momento comprendí que estaba hecho para ella así como ella para mí, eramos el uno para el otro y aunque yo muriese ella seguirá allí, cantando día y noche, enamorandome con su cancion, sabiendo que algún día volveremos a estar juntos los dos.

No hay comentarios: